Fumar incrementa en un 30% el riesgo de desarrollar demencia
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El tabaco constituye la adicción más severa y a su vez es la más aceptada en nuestra sociedad. Por eso, con motivo del Día Mundial Sin tabaco, el equipo médico de Instituto Clavel advierte de las numerosas consecuencias negativas que tiene el tabaco para la actividad cerebral. Además de las enfermedades que todos conocemos asociadas al hábito de fumar, el tabaco tiene una serie de efectos muy nocivos sobre la salud que quizás no son tan conocidos por la sociedad y que merman considerablemente la calidad de vida de los fumadores y de las personas que conviven con ellos.
Los fumadores tienen un riesgo significativamente mayor de padecer demencia y muerte relacionada con la demencia que las personas que no fuman. En general, la posibilidad de desarrollar demencia aumenta en un 30 por ciento en las personas que fuman. El tabaco también está considerado como un factor de riesgo vascular. Esto significa que forma parte de otros factores de riesgo como la hipertensión la diabetes, el colesterol y las arritmias y que conllevan a sufrir micro infartos cerebrales que a su vez acarrean trastornos de memoria adelantado a la edad. «Es muy importante entender que el tabaco es un factor de riesgo muy importante en los ictus o las hemiplejias que dejan a las personas sin hablar ni escribir, sin visión y con una discapacidad bastante grande; de hecho, es la principal causa de discapacidad en mujeres en nuestra sociedad» explica el Dr. Salazar neurólogo consultor de Instituto Clavel que añade otra serie de consecuencias derivadas del tabaquismo.
Otros trastornos como la hiperactividad en los niños que se habían asociado al consumo de tabaco durante el embarazo son desmentidos por estudios recientes que han demostrado que también es consecuencia del tabaco en madres exfumadoras. En adultos también se pueden dar estos trastornos de hiperactividad e incluso de impulsividad que son muy importantes.
Por otro lado, otro efecto muy desconocido son los trastornos de memoria asociados al tabaquismo a niveles no necesariamente superiores a 10 cigarrillos al día. Otra de las enfermedades cerebrales sobre las que el tabaco actúa de manera negativa son el Alzheimer y el Parkinson. «En primer lugar, es necesario desmontar el falso mito de que el tabaco es un protector para la enfermedad del Parkinson o del Alzheimer», añade el Dr. Salazar. Esto no es cierto, lo que ocurre es que la población que fuma muere antes y estas dos enfermedades se dan en personas más longevas. En el caso del Alzheimer sucede justo lo contrario, algunos estudios han demostrado que el 40 por ciento de los fumadores tienen más posibilidad de desarrollar esta enfermedad.
Más efectos adversos para el cerebro
Dejando a un lado las cirugías que Instituto Clavel lleva a cabo que pueden ser causa directa del tabaco como es el caso de los tumores cerebrales malignos, uno de los trastornos más graves causados por el tabaco en pacientes que son intervenidos son los trastornos sanguíneos. «El consumo continuado de tabaco y el efecto acumulativo, puede causar trastornos en el funcionamiento de las plaquetas que conlleve a una coagulación alterada lo que aumenta el riesgo de sangrado en una intervención», afirma el Dr. Clavel director de Instituto Clavel. Además, en las personas fumadoras, la cantidad de oxígeno que llega a las células en la herida de la cirugía disminuye y, como consecuencia, puede tardar más en curarse al tiempo que aumenta el riesgo de que se infecte.
Todos los fumadores tienen un mayor riesgo de problemas cardíacos y pulmonares al tener los pulmones más debilitados por la acción del tabaco, además de que tanto el corazón como los pulmones de un fumador tienen que hacer el doble de esfuerzo durante una cirugía entre otras en las intervenciones de cerebro.
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